Das Verfickte Mietshaus 2

En algún lugar de Berlín: A la esbelta Lullu le gusta cantar a todo volumen en la ducha. A su vecino Günther le molestan tanto las notas desafinadas que se lo toma como algo personal. Cuando la pequeña zorra se planta delante de él con una bata cortísima y le ofrece sexo con un velo, un rapidito es inevitable, y los dos se dejan follar con ganas antes del café...

En algún lugar de Bonn: Sin ningún pudor, la pelirroja Ingrid, de 40 años, una MILF por lo demás bastante modesta, va a por la salchicha con el conserje Kalle en la sala de calderas y se deja follar sin resistencia.

En algún lugar de Münster: Elli, de 38 años, una ama de casa con gafas, un poco rellenita y de baja estatura, con un pecho decente, usa el pretexto de un dolor de espalda para acceder al apartamento de su vecino y masajista Hannes y recibir un masaje a fondo en su camilla privada.

En algún lugar de Dortmund: Udo, un pobre Capitán América, se ha quedado fuera y llama al timbre de su vecina de 29 años, Kerstin, para ir al baño. La guarrilla tatuada y hambrienta de polla coquetea descaradamente con el cretino perforado, se abre de piernas y no descansa hasta que el esclavo ha vaciado completamente su semen.

En algún lugar de Hamburgo: Carsten olvidó las patatas mientras compraba y llama al timbre de Uschi, un estudiante de deportes de 25 años. El coño de la ninfómana, delgada y en forma, con piercings en los labios y los pezones, ya está goteando de lujuria. Como una gata en celo, la guarrilla devora a su vecino y deja que su semen corra por su garganta con fruición, hasta la última gota.